Aprendí a amarme.

Durante años pensé que pensar en el suicidio era normal. Creí que llorar repentinamente era parte de mi personalidad y que, también por mi personalidad, algún día las lágrimas me ahogarían hasta que dejara de respirar. 

Pero, ¿cómo lo lograría sin lastimar a la gente que se queda aqui? digo, sé que no son muchxs pero, no les quiero lastimar...

Ese pensamiento, esa empatía es la que me mantuvo muchos años con vida. ¿Cómo? para no hacer mucho desmadre. ¿Dónde? para que no tengan que limpiar. ¿Una carta general? ¿Varias? Un documento firmado por mi, con copia de INE, avalando el suicidio para que no haya ningún pedo legal para quien me encuentre. Mejor un video.

Ahora lo pienso y hasta me da risa nerviosa porque, ¿cómo es que llegué a pensar todo eso? Bueno, si sé. Empezó con el rechazo de mi familia, mis malas conductas aprendidas. Los excesos, las drogas y el trabajo tóxico. Amistades no tan sanas y una relación que -en otra entrada contaré- me violentó, robó y hasta demandé (Salu2 al kks que sigue prófugo de la justicia) y la cotidianeidad de la vida que poco a poco, como si fueran escalones bebés, me llevaban cada vez más cerca de un plan de suicidio completo. 

Y sí, es verdad que muchos años los he pasado en terapia psicologica y ésta me salvó muchas veces de suicidarme "accidentalmente". Que si con sobredosis, que si manejando como la chingada en carretera, que si agarrándome a madrazos o algo así, la idea de salirme del chat siempre estaba activa. 

Fue hasta que una psicologa me habló del amor propio y ooooh, fuck, cuánto cambió mi panorama. Yo siempre fui la loca de la salud emocional, que hay que cuidar muchísimo nuestras emociones y que esto y que lo otro. Ajá, y el amor propio, ¿Vania? porque por más saludable que quieras tener la cabeza, si no te amas, hermanx, qué perdide...

Así fue como, de verdad, cambió mi vida. Empecé a escuchar afirmaciones todos los días, después a agradecer todo en mi vida. A los meses incluí rutinas y metas. ¡Ah! porque, banda, yo ni me había dado cuenta que no tenía ni sueños, ni metas, ni nada en la vida jaja 

Y pues ya, ayer fue Día Mundial de la Salud y hoy quiero recordarles que, si no pueden ir a terapia, está bien. Si no quieren, también (aunque, yo lo recomiendo. -pero yo sólo soy una periodista, creadora de contenido, inexperta) pero cuiden su cabeza, ámense mucho. Conózcanse! Háblense. Ámense, mucho, dije! 

Eso es todo. Les deseo una vida de musho amor propio. Bybye. 






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